top of page
  • Foto del escritorBOSCO GONZÁLEZ

SER

Actualizado: 27 ago 2018

El principio es el ser, luego sus posibilidades. Pero, ¿qué es el ser? ¿Qué y quién es este ser que soy? No es una pregunta sencilla, pero sí accesible a cualquier ser humano, porque toda respuesta a una cuestión en apariencia tan compleja se halla oculta en algún rincón de nuestra personalidad. Para dar con cualquiera de ellas es preciso atreverse a traspasar las fronteras de lo evidente y emprender la entretenida y vitalicia tarea del descubrimiento propio. Como el héroe de Campbell, necesitamos de una singular determinación para llevar a cabo la deconstrucción del mundo conocido y alumbrar una realidad todavía latente, pero que palpita en la calma de las regiones silenciosas de nuestra memoria.

En la era del ruido y la distracción, neutralizados como andamos por la violencia del desarrollismo del mundo globalizado y sobreindustrializado, urge el retorno, volver al centro de la inquietud humana para, desde ella, reconocer el anhelo imperecedero de sabernos y comprendernos, precisamente, humanos, completos, libres y dichosos. Pero, ¿cómo emprender el viaje? ¿Cómo identificar la ruta adecuada? ¿Qué garantía de éxito albergamos?

Aventurarse en la búsqueda de uno mismo requiere esfuerzo, dedicación y perseverancia. Es, quizás, la gran labor a la que todos los seres estamos llamados; de hecho, no creo que exista vocación más genuina y de más imperiosa atención. Siendo, por tanto, el trabajo más importante de la existencia dedicamos a él, sin embargo, el menor tiempo y energía; de hecho, se nos escapa la vida en el intento de parecernos a cualquier cosa menos a lo que realmente somos, como si el carácter novedoso de cada individuo fuera algo anecdótico e incluso accesorio. Nuestra sociedad es un campo de batalla plagado de minas para nuestras aspiraciones más sublimes, porque el mundo, esta trama de inercias en la que, simplemente, transcurrimos como fenómenos temporales, promueve la uniformidad con el espejismo de la variedad. Así que no somos, sino que llegamos a ser, lo cual es muy distinto. Lo concreto que hemos llegado a ser es resultado de un proceso que se remonta en el tiempo y que anda retroalimentándose sin solución de continuidad mediante la cultura, el hecho colectivo a través del cual definimos y determinamos hasta dónde puede alcanzar esa sana y natural aspiración del reconocimiento propio. Pero hay alternativa


36 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Amén

bottom of page